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Mostrando entradas de 2023

El ascenso de los mongoles

“Ese mismo año (1224), por nuestros pecados vinieron hablantes desconocidos, de los cuales nadie sabe exactamente quiénes son, ni de donde salieron, ni cual es su lengua, ni de qué raza son, ni cuál es su fe; pero los llaman tártaros.” Texto de un anónimo cronista ruso de la ciudad de Novgorod, tal y como lo transcribe Christopher P. Atwood (con Lynn Struve) en su obra The Rise of the Mongols-Five Chinese Sources (Hackett Publishing Co. 2021). Kublai Khan en una expedición de caza, pintado en un pergamino de seda (fragmento). Fue pintado en el año 1280 por el artista de la corte china Liu Guandao. Los mencionados tártaros eran los mongoles; el resultado de la confederación de tribus mongolas liderada por Temüjin (1162-1227) conocido como Gengis (Chinggis) Kan. A fines del siglo XII China estaba controlada por el imperio Jin (los jurchen, de la zona de Manchuria) en el norte y la dinastía Song (chinos Han) en el sur.  Un conjunto de fallos, análisis erróneo de la información y debilida

Ibn Arabi y el infierno dantesco

En “El cetro de Ottokar” , Hergé (Georges Remi) incorpora un folleto turístico de Syldavia en el que indica: “No hay que confundir a Ottokar I de Syldavia con los Ottokar (Przemysl) duques y reyes de Bohemia" . Al parecer, el soberano de Syldavia, que pasa a la historia por haber liberado a los syldavos del yugo bordurio, fue proclamado rey en 1277. En cuanto a los Premyslidas ( Przemyslidzi o Premyslovci ) el gobernante más famoso fue Ottokar II (1233-1278), rey de Bohemia y margrave de Moravia. Se enfrentó a Rodolfo I de Habsburgo (1218-1291), primero de su estirpe en ser proclamado Rey de Romanos (Sacro Imperio Romano Germánico). El conflicto culminó, el 26 de agosto de 1278, en la batalla de Marchfeld (en la llanura morava); Rodolfo I fue el vencedor. Ottokar II murió en la contienda. Fue la batalla más importante que se dio en Europa de la caballería acorazada. Batalla de Marchfeld Las luchas por la hegemonía en Alemania de Rodolfo I provocaron que no interviniera en la pac

Averroes. Conocimiento y paradoja.

Aristóteles, en el Libro Tercero de la Retórica, 18 “in fine” , dice: “A propósito del ridículo, dado que parece tener alguna utilidad en los debates y que conviene —como decía Gorgias, que en esto hablaba rectamente— «echar a perder la seriedad de los adversarios por medio de la risa y su risa por medio de la seriedad», se han estudiado ya en la Poética (1) cuántas son sus especies, de las cuales unas son ajustadas al hombre libre y otras no, de modo que de ellas podrá tomar (el orador) las que, a su vez, se le ajusten mejor a él. La ironía es más propia de un hombre libre que la chocarrería, porque el irónico busca reírse él mismo y el chocarrero que se rían los demás.” (1) Aristóteles remite a la parte perdida de la Poética, que trataba sobre la comedia. Los cuatro jinetes del Apocalipsis (Ap.6, 1-8). Beato de Liébana. La parte perdida de la Poética, que se extravió por los avatares de los siglos, es el libro que se cita en “El nombre de la rosa” de Umberto Eco. Se trata del escrit

Análisis histórico y ficción contrafactual

“... la verdad cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.” (Cervantes, Don Quijote, primera parte, noveno capítulo, Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron).   Edición: 1650-1652, Paris, Les advantures du fameux chevalier Dom Quixot de la Manche et de Sancho Pansa, son escuyer (Jacques Lagniet) Esta cita es reproducida por Borges en Pierre Menard, autor del Quijote (Ficciones). La cita se acompaña del siguiente comentario: “Redactada en el siglo XVII, redactada por el «ingenio lego» Cervantes, esa enumeración es un mero elogio retórico de la historia.” Respecto al hecho de que lo redacte Menard, Borges comenta: “La historia, «madre» de la verdad; la idea es asombrosa. Menard, contemporáneo de William James, no define la historia como una indagación de la realidad sino como su origen. La verdad histórica, para

Alan Lomax. Peripecia española

Una de las grandes familias de musicólogos estadounidenses fue la de los Lomax. John Lomax (1867-1948) fue un pionero en la preservación del folclore típicamente norteamericano. Junto a su hijo, Alan Lomax (1915-2002), realizó numerosos trabajos de campo, sobre todo en el sur de Estados Unidos. Estos trabajos se catalogaron en La Library of Congress para la que ambos trabajaron en las décadas de 1930 y 1940.  Portada libro Ascensión Mazuela-Anguita. La fotografía está hecha en Albarracín (Teruel). Hay una anécdota muy ilustrativa sobre Alan Lomax que se produjo durante la visita de los Reyes de Gran Bretaña a Estados Unidos, invitados por el presidente Franklin Delano Roosevelt, en junio de 1939. Se planeó una velada musical para el jueves, 8 de junio de 1939. La organización del evento se encargó, por parte de Eleanor Roosevelt, a Charles Seeger Jr. Habría espirituales negros, cantos indios (cherokees), un concertista de banjo y dos canciones vaqueras. Para esto último, ante la imposi

La Torre Nueva y el presunto espía inglés.

“Visítese la Torre nueva, Puerta San Felipe. Esta torre de reloj octangular fue construida para la ciudad en 1504, y se inclina mucho, desviándose de la línea perpendicular como las de Pisa y Bolonia, lo que resulta desagradable, ya que da una sensación de inseguridad que se opone a la esencia misma del principio arquitectónico. Parece estar vacilando hacia su propia caída: “¡Ruituraque semper stat mirum!”. Está ricamente adornada con ladrillo, que, a distancia, parece moro, pero es mucho más basto tanto en diseño como en ejecución.” Richard Ford, Manual para viajeros por España y lectores en casa VII, 1845. La Torre Nueva. A la izquierda torre iglesia de San Felipe, a la derecha Torreón Fortea. En la distancia se aprecia la torre de San Pablo. El autor describe la Torre Nueva situada en Zaragoza. Se trataba, fue demolida en 1892, de una torre de estilo mudéjar que albergaba un reloj y campanas. Estaba situada en la plaza de San Felipe, al lado de la iglesia del mismo nombre y del pala