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El ascenso de los mongoles

“Ese mismo año (1224), por nuestros pecados vinieron hablantes desconocidos, de los cuales nadie sabe exactamente quiénes son, ni de donde salieron, ni cual es su lengua, ni de qué raza son, ni cuál es su fe; pero los llaman tártaros.”
Texto de un anónimo cronista ruso de la ciudad de Novgorod, tal y como lo transcribe Christopher P. Atwood (con Lynn Struve) en su obra The Rise of the Mongols-Five Chinese Sources (Hackett Publishing Co. 2021).
Kublai Khan en una expedición de caza, pintado en un pergamino de seda (fragmento). Fue pintado en el año 1280 por el artista de la corte china Liu Guandao.
Los mencionados tártaros eran los mongoles; el resultado de la confederación de tribus mongolas liderada por Temüjin (1162-1227) conocido como Gengis (Chinggis) Kan. A fines del siglo XII China estaba controlada por el imperio Jin (los jurchen, de la zona de Manchuria) en el norte y la dinastía Song (chinos Han) en el sur. 
Un conjunto de fallos, análisis erróneo de la información y debilidad militar, de la dinastía Song había permitido que los Jin destruyeran dos imperios que controlaban el noroeste de China y las rutas hacia Persia e Irán, el imperio Xia (de origen tangut, meseta tibetana) y el imperio Kitan-Liao (de origen mongol). 
Los Song habían mantenido un equilibro triangular con los Xia y los Kitan-Liao. Cuando ese equilibrio se rompió tuvieron que llegar a acuerdos con los Jin (en 1161 y 1165). 
Chinggis Khan asciende al poder en 1206. Justo entonces se estaba produciendo un nuevo enfrentamiento entre los Jin y los Song por el control de la China del norte. Este enfrentamiento debilitó a los Jin. La presión de los mongoles obligó a los Jin a abandonar Pekin (en 1214) para trasladarse a Kaifeng (650 Km. al sur). 
Chinggis Khan muere en 1227 y en 1233 los mongoles se apoderan de Kaifeng destruyendo el imperio Jin. En 1279 derrotan definitivamente a los Song y se hacen con el control de toda China. Kublai, nieto de Chinggis, que había llegado a ser Gran Khan de los mongoles en 1264 (en Shangdu/Xanadu), había sido proclamado, en 1271, primer emperador (en China) de la dinastía Yuan.
Este es el ámbito geográfico e histórico en el que se desarrollan los acontecimientos que se analizan en el libro arriba citado, “El ascenso de los Mongoles-Cinco Fuentes Chinas”. El detalle no menor que caracteriza este libro radica en el subtítulo (Cinco Fuentes Chinas). ¿Por qué el énfasis? Porque la fuente tradicional sobre los mongoles se ha basado en un libro, “La historia secreta de los mongoles”, sobre cuyo origen y contenido hay cierta controversia que resulta muy interesante.
La “Historia secreta de los mongoles” se habría escrito, en mongol, a mediados del siglo XIII, en medio de los acontecimientos descritos. En ella se ilustró el historiador persa Rashid al-Din (1247-1317) para elaborar su “Compendio de Crónicas”, escrito para el propio Khanato mongol en Persia. En este último libro se basó el conocimiento inicial de Occidente sobre los mongoles. 
La “Historia secreta…” fue traducida al chino al inicio de la dinastía Ming, que sucedió a la Yuan, sobre referencias documentales que se remontan a 1330. Más tarde se efectuaron recopilaciones a fines del siglo XVII. A lo largo del siglo XIX y comienzos del XX se efectuaron diversas traducciones. En 1933 se descubren, en los almacenes del Palacio Imperial de Pekin, cuarenta y una hojas de la edición impresa de la “Historia secreta” que se cotejan y añaden al corpus de la obra. 
La “Historia secreta” cuenta la genealogía de Chinggis hasta su hijo Ogodei; concluye en el año de la Rata (1240?). Tiene un aire poético y alegórico. En ella hay un obvio sesgo propagandístico. Su redacción probable habría sido encargada por Kublai para obtener un informe sobre las glorias del imperio mongol. El apelativo de “secreta” podría deberse a que estaba destinada al consumo interno de las élites mongolas. Todo grupo social necesita una narración que justifique sus logros, sus hazañas y su lugar en el mundo. Recordemos el caso de “La Eneida” de Virgilio que tenía como finalidad elaborar un relato sobre el origen de la “gens” julia y “ad majorem [Octavio César] Augusto gloriam”. Ésta podría haber sido la causa última de su elaboración. 
En este punto es cuando resulta fascinante la lectura del libro de Christopher P. Atwood citado al principio, “El ascenso de los mongoles” (The Rise of the Mongols). El libro consta de dos partes, la primera es una puesta en escena de los acontecimientos relacionados con el tema y la segunda una traducción de cinco documentos, chinos, sobre los mongoles. Estos últimos documentos, como veremos, sirven de contraste a la “Historia secreta” y nos permiten ver cómo funciona el estudio de fuentes de diferentes orígenes en cualquier análisis histórico.
En la primera parte me ha interesado sobre todo una reflexión. En la China tradicional, desde la dinastía Han (206 a.C. hasta 220 d.C.) si bien consolidándose en la dinastía Tang (618-907), los funcionarios, elegidos mediante exámenes, representaron la organización del Estado y su continuidad operativa. Era una clase meritocrática sumamente ilustrada que permitía un gobierno estable (y rentable). Esta estructura trascendía los cambios históricos, más o menos catastróficos.
Los funcionarios chinos trataron de “educar” a los líderes mongoles con la finalidad de poder construir una estructura más eficiente que las meras lealtades personales.
Según dice Atwood, se trataba de “… un guion bien conocido en el que los líderes de guerra exitosos recibían honores, impuestos y un gobierno estable a cambio de aceptar seguir los preceptos confucianos.”
El origen de esta estrategia se encontraría en el aforismo que el funcionario confuciano Lu Jia le enunció a Liu Bang (256-195 a.C., fundador de la dinastía Han): “Aunque el mundo se puede ganar a caballo, no se puede gobernar a caballo”. Otro funcionario, Ila Chucai, se lo citaría más tarde al propio Ogodei, el hijo y sucesor de Chinggis. Obviamente, no era una referencia a los mongoles como nómadas, sino una “alusión al inevitable predominio de los militares en la fundación de cualquier dinastía”.
Respecto a la segunda parte, me ha parecido interesante comentar los documentos traducidos. 
Hay dos grupos; por un lado, tres documentos confeccionados por funcionarios de los Song del sur en época anterior a la caída de los Song.
Uno está escrito por Li Xinchuan, funcionario de la corte (1179). Se titula “Selección Notas aleatorias de la Corte y el Pais desde los años de Jianyang (imperio Jin)”. Está escrito en 1216. No viajó al norte. Sus fuentes fueron los informes de inteligencia de los funcionarios Song en la corte de los Jin
El segundo lo escribe Zhao Gong. Se titula “Memorando sobre los tártaros Mongoles”. Zhao Gong era embajador de los Song del sur ante los mongoles cuando éstos gobernaban el norte de China. El texto está escrito hacia 1221. Es un informe de inteligencia sobre los viajes que realiza por la zona del norte de China. 
El tercero está hecho por Peng Daya, vicecomisionado militar de distrito, y Xu Ting, embajador de los Song del sur. Ambos viajaron a la corte de Mongolia en 1235-1237. Xu Ting se entrevistó con Ogodei. Juntos elaboraron un informe titulado “Bosquejo de los tártaros negros”. Tártaros negros y blancos hacía referencia a una distinción clásica en la administración china sobre bárbaros “crudos” (no asimilados) y “cocidos” (más incorporados a la mentalidad china). Los negros estarían más cercanos a los “crudos” y los blancos a los “cocidos”.
Los dos documentos restantes están elaborados en la China del Norte, ya ocupada por los mongoles. 
Song Zizchen elabora, en 1268, el “Espíritu de Ila Chucai (Yelü Chucai)”. Es una especie de necrológica u obituario habitual en el mundo chino para honrar la memoria de alguna personalidad notable. En este caso, de Ila Chucai, que intentó “educar” a Kublai Khan. Cuando se elabora esta necrológica se estaban “marchitando las esperanzas de los literatos chinos en Kublai”
Zhang Dehui escribe “Notas de un viaje” sobre entrevistas que realiza con Kublai en Mongolia antes de ser emperador. El relato abarca desde el 04/07/1247 al 04/07/1248.
Atwood ha detectado contradicciones entre la “Historia secreta” y alguno de los documentos transcritos. Por ejemplo, en la “En La historia secreta de los mongoles, la dinastía Jin del norte de China (1115-1234) es sólo una presencia distante en el horizonte durante el ascenso al poder de Chinggis Khan”.
Sin embargo, en sus “Notas aleatorias…” Li Xinchuan registra que, hasta el mismo año de su ataque, Chinggis Khan en realidad pagaba tributo anual a la dinastía Jin.
Además, el documento de Zhao Gong apunta que Chinggis estuvo cautivo diez años en territorio Jin. La “Historia secreta…” no dice absolutamente nada al respecto.
Estos documentos ayudan a comprender que, sin quitar valor alguno a la “Historia secreta de los mongoles”, hay que poner siempre los documentos en su contexto y en contraposición con otras fuentes; de la misma o de cualquier naturaleza. Solamente el examen minucioso de datos y su contraste permite construir una imagen de los hechos que resulte lo más cercano posible a la realidad, que como todos sabemos, es inaprehensible.

Bibliografía
Christopher P. Atwood. The Rise of the Mongols: Five Chinese Sources. Hackett Publishing Co.Inc. 2021. ISBN 978-1647920029