El devenir de la Historia se produce mediante acontecimientos entrecruzados que influyen entre sí de una forma no determinista, un tanto caótica. Tendemos a pensar que las decisiones humanas y los acontecimientos naturales tienen naturaleza de vector direccional, los concebimos como si fueran flechas espacio-temporales. Es posible que, en realidad, sean impactos que generan ondas (como piedras que caen al agua) y que esas ondas, con una frecuencia, amplitud y profundidad determinadas, chocan con otras y generan turbulencias. Esas turbulencias son los efectos de los acontecimientos ocurridos y por su naturaleza caótica nos resulta extremadamente difícil discernir una relación causal. El caos se convertiría de esta manera en una especie de armonía de carácter superior. Partiendo de estas premisas una de las formas más operativas para proceder a un análisis histórico sería identificar modelos adecuados para cada evento. Recordemos el método científico de creación de modelos: desglosa...
Información y realidad, Aquiles y la tortuga.