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Análisis histórico y ficción contrafactual


“... la verdad cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.”
(Cervantes, Don Quijote, primera parte, noveno capítulo, Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron). 
Edición: 1650-1652, Paris, Les advantures du fameux chevalier Dom Quixot de la Manche et de Sancho Pansa, son escuyer (Jacques Lagniet)
Esta cita es reproducida por Borges en Pierre Menard, autor del Quijote (Ficciones). La cita se acompaña del siguiente comentario: “Redactada en el siglo XVII, redactada por el «ingenio lego» Cervantes, esa enumeración es un mero elogio retórico de la historia.” Respecto al hecho de que lo redacte Menard, Borges comenta: “La historia, «madre» de la verdad; la idea es asombrosa. Menard, contemporáneo de William James, no define la historia como una indagación de la realidad sino como su origen. La verdad histórica, para él, no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió.”
Uno de los mecanismos más interesantes (y divertidos) utilizados para el análisis histórico, la indagación de la realidad, es la inferencia contrafáctica o contrafactual. Consiste en investigar “lo que podría haber sido” en el supuesto de que se cambie (o elimine) algún evento histórico. “Una definición filosófica razonablemente precisa es que los contrafactuales son condicionales subjuntivos en los que se sabe o se supone que el antecedente es falso a efectos del argumento.” (Brian Skyrms, 1991 citado por Philip E. Tetlock).
Este tipo de trabajo exige más esfuerzo que el análisis habitual. Hay que manejar con soltura, y en tiempo presente, todos los hechos y modificarlos y/o combinarlos de forma diferente a la secuencia causal y temporal ortodoxa. Como veremos, se ha utilizado en muchos ámbitos. Uno de los primeros campos en los que se utilizó fue el militar. Clausewitz en “De la guerra” (1832, capítulo 1, apartado 21) dice: “Desde el comienzo existe un juego de posibilidades y de probabilidades, de buena y de mala suerte, que aparece en todos los hilos, grandes o pequeños de su trama y hace que, de todas las ramas de la actividad humana, sea la guerra la que más se asemeje a un juego de naipes.” 
De estos comentarios deriva el concepto de “kriegsspiel” (juegos de guerra) utilizado en las academias militares. Tolstoi apuntaba el carácter azaroso y circunstancial de los acontecimientos bélicos; precisamente esas circunstancias permiten la utilización de este tipo de herramientas.
En el ámbito literario este mecanismo, la elucubración contrafáctica, ha tenido mucho predicamento. 
Profesora Catherine Gallagher
La profesora Catherine Gallaher (Universidad California-Berkeley) publicó, en 2018, “Telling It Like It Wasn’t: The Counterfactual Imagination in History and Fiction”. Se trata de un soberbio estudio de crítica literaria, la especialidad de Gallagher, sobre el uso de los contrafactuales a través del tiempo. 
Gallagher identifica dos productos claramente diferenciados, las historias alternativas y los relatos contrafácticos. Las primeras resultan ser una especie de ensayos sobre acontecimientos históricos. Los relatos inician todo un subgénero de la ciencia ficción y que trascienden este ámbito. 
Los contrafactuales son muy antiguos. Ya Herodoto, Tucídides y Tácito incorporan especulaciones a sus escritos históricos. El inicio formal se podría encontrar en la Teodicea (1710) de Gottfried Leibniz cuando indica (Ensayos sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal, primera parte, 8) que “…hay una infinidad de mundos posibles, de los cuales es imprescindible que Dios haya escogido el mejor, puesto que nada hace que no sea conforme a la suprema razón.” 
Por estas afirmaciones Voltaire, “para burlarse de tan inverosímil doctrina”, parodió a Leibniz como Pangloss en su novela “Cándido o el optimismo” (1759). 
Retrato de Gottfried Leibniz, por Christoph Bernhard Francke, 1729. Museo Herzog Anton Ulrich, Brunswick.
El libro de Gallagher se podría dividir en cuatro partes diferenciadas. Orígenes, narrativas en el siglo XIX, la Guerra Civil y los problemas raciales en Estados Unidos y, por último, la Gran Bretaña ocupada por los nazis. El análisis que realiza no se limita al ámbito literario, sino que explica muy pormenorizadamente el contexto en que las obras se escriben y publican. En este aspecto precisamente radica lo más interesante de sus argumentos. Aduce que las obras que comenta tienen una finalidad que va mucho más lejos que la mera diversión. Estamos hablando de novelas calificadas como ucronías que pertenecen a un género, ciencia ficción, habitualmente considerado frívolo o irrelevante. 
Por ejemplo, las novelas examinadas sobre la posibilidad de que el Sur ganara la Guerra Civil en USA recorren un camino que va desde las justificaciones de la esclavitud (por parte de supremacistas blancos) hasta las sentencias y la legislación que establece los derechos civiles de los afroamericanos. Me han llamado la atención los comentarios sobre una sentencia del Tribunal Supremo USA emitida en 1978 y que resultó, como siempre en estos casos, muy polémica. Se trata del caso Regentes de la Universidad de California vs. Bakke. Un estudiante blanco reclamó contra las cuotas reservadas a la minoría negra que le impidieron acceder a la carrera de Medicina. El Tribunal le dio la razón de forma particular, pero sin eliminar las cuotas citadas. Hubo muchas protestas ya que abrían la puerta a la eliminación de cuotas para compensar las desigualdades sociales. 
Lo más interesante es el argumento, de carácter contrafactual, que uno de los jueces, Thurgood Marshall, emitió en un voto particular (disidencia en los términos del Derecho norteamericano). Citando la sentencia Plessy vs Ferguson (1896) que mantuvo la constitucionalidad de la segregación racial (“separados pero iguales”) dijo: “Es debido a un legado de trato desigual que ahora debemos permitir que las instituciones de esta sociedad consideren la raza al tomar decisiones sobre quién ocupará las posiciones de influencia, riqueza y prestigio en Estados Unidos.”
Después indicó: “Si la corte hubiera estado dispuesta en 1896, en Plessy v. Ferguson, a sostener que la Cláusula de Igual Protección prohíbe las diferencias en un trato basado en la raza, no estaríamos frente a este dilema en 1978”.
(Esta doctrina fue modificada sustancialmente por la sentencia de 29/06/2023, 20-1199, Studens for fair admissions, Inc. Vs President and Fellows of Harvard College.).
Juez Thurgood Marshall
Vemos que en el campo del Derecho también tienen importancia los contrafactuales. Pensemos, por ejemplo, en las reclamaciones por daños; en estos casos se analiza la consecuencia de la causa objeto del procedimiento comparándolo con un estado situacional en que dicha causa no hubiera ocurrido. 
Después Gallagher examina, entre otras novelas, Patria (Fatherland) de Robert Harris (1992) sobre una investigación policial en una Alemania nazi a principios de 1960. Se investigan asesinatos cometidos en relación con los autores del Holocausto. En este punto hace unas reflexiones que me han llamado mucho la atención. No tienen nada que ver con los contrafactuales. 
Dice: “Isaac Deutscher reflexionó en 1968 que los historiadores probablemente nunca tendrán "una mejor perspectiva histórica" sobre "Hitler, Auchwitz, Majdanek y Treblinka que la que tenemos ahora", sino que seguirían simplemente desconcertados y aterrorizados por los fenómenos. El sociólogo Jeffrey Alexander ha explicado que las atribuciones de inexplicabilidad del Holocausto comenzaron a aparecer con más frecuencia en las décadas de 1970 y 1980 y fortalecieron una tendencia hacia la alegorización de los hechos como epítome de la maldad.”
Gallagher comenta que la novela de Robert Harris nos recuerda la necesidad de identificar a los criminales concretos. Citando a Andreas Huyssen (1970) “los crímenes del Tercer Reich no fueron [simplemente] cometidos 'en nombre de Alemania', como dice Bonn con demasiada frecuencia, sino por alemanes”
Los conceptos aportados por Hannah Arendt en “Eichmann en Jerusalén” no deben ser abandonados u obviados por el espanto emocional que provoca el Holocausto. La maldad tiene autores concretos; en este caso (Eichmann), “un arribista mezquino cuya misma superficialidad le permitió ser conducido fácilmente a acciones profundamente malvadas.”
En resumen, el libro de Catherine Gallagher, al examinar el concepto de contrafactual, nos proporciona un semillero de ideas sobre cómo se ven a sí mismas las sociedades a través de sus productos literarios, algunos de ellos engañosamente banales.

Bibliografía
Catherine Gallagher. Telling It Like It Wasn’t: The Counterfactual Imagination in History and Fiction. University of Chicago Press, 2018. ISBN 978-0226512419