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El retorno del lenguaje retórico

Jorge Luis Borges dedicó su libro “El hacedor” (1960) a Leopoldo Lugones (1874-1938). Lugones fue el gran poeta argentino. Borges en 1963, 25º aniversario de su muerte (por suicidio), escribió un artículo en su memoria. El texto merece su lectura; es un ejercicio de humor, elogia sin esconder la crítica. Borges profesó en su juventud la fe ultraísta en la que Lugones ejercía de demiurgo. Comenta la pasión de Lugones por los artificios retóricos y la (excesiva) riqueza de vocabulario. Dice con ironía “Moore observó que, desde Shakespeare, sólo Kipling escribió con todo el idioma; también Lugones abrigó alguna vez este desaforado propósito.” 
El poeta argentino Leopoldo Lugones y su esposa Juana González de Lugones a su llegada al Perú con ocasión de las celebraciones del Centenario de la Batalla de Ayacucho. 03/12/1924. PUCP, Pontificia Universidad Catolica del Peru.
A pesar de su fama, Lugones terminó siendo olvidado. El comentario final de Borges explica las causas de esa caída en la oscuridad: “Ya Samuel Johnson observó que el asombro es un placer trabajoso. La obra que maravilla a una generación suele parecer fría, inexplicable y hasta poco ingeniosa a las venideras, interesadas en otras novedades o novelerías.“
La citada dedicatoria, a modo de prólogo, de “El Hacedor” comienza así:
“Los rumores de la plaza quedan atrás y entro en la Biblioteca. De una manera casi física siento la gravitación de los libros, el ámbito sereno de un orden, el tiempo disecado y conservado mágicamente. A izquierda y a derecha, absortos en su lúcido sueño, se perfilan los rostros momentáneos de los lectores, a la luz de las lámparas estudiosas, como en la hipálage de Milton. Recuerdo haber recordado ya esa figura, en este lugar, y despues aquel otro epíteto que también define por el contorno, el «árido camello» del Lunario, y después aquel hexámetro de la Eneida, que maneja y supera el mismo artificio:
Ibant obscuri sola sub nocte per umbram.”

En el texto se citan tres hipálages. La hipálage es una figura retórica, cercana a la metonimia. La doctora Garcia Arance desmenuza las características de la hipálage en un concienzudo artículo. Indica que básicamente consiste “en el intercambio de adjetivos entre dos sustantivos del contexto”. Hay una “inversión de la relación gramatical de las palabras”. Insiste García Arance como condición esencial de la hipálage que además de que el adjetivo esté desplazado al sustantivo que no le corresponde, tienen que estar expresados los dos sustantivos en el texto. Analicemos, pues las tres presuntas hipálages del texto borgiano para ver si cumplen estas condiciones. 

El primer texto, el de Milton, lo tuvo que encontrar Borges en la edición de “Aeropagitica” de Cambridge at the University Pres, 1918. En la página 51 (PDF página 91) se cita:
“than there be pens and heads there, sitting by their studious lamps, (que allí haya plumas y cabezas, sentados junto a sus estudiosas lámparas)”
Aplicando el concepto comentado de hipálage podemos concluir que esta figura es la que utiliza Milton. Si exigiéramos rigor gramatical y no consintiéramos las figuras retóricas (los tropos) el adjetivo “estudiosas” debería acompañar a “las plumas y cabezas” (metáfora de los que estudian) y no a las lámparas que, obviamente, no pueden estudiar.
Sin embargo, con el texto de Lugones tenemos un problema. La frase está extraída de un poema, "Luna Marina”, del libro “Lunario sentimental” (1909). 
"Y el corazón marcha con su pena obscura
Como árido camello con su carga.”
En el texto hay un sustantivo sobreentendido, el desierto, al que se le podría aplicar el adjetivo “árido” que, lógicamente, no es aplicable (en principio) al camello.
Según la doctora Garcia Arance, en este caso estaríamos ante un supuesto de “desplazamiento calificativo”. ¿Cuándo se produce un desplazamiento calificativo?, “cuando la calificación correspondiente a un objeto pasa a calificar a otro que mantiene una relación metonímica o sinecdoquica con él, estando expreso en el texto únicamente este último objeto”
Recordemos que metonimia consiste en designar una cosa con el nombre de otra con la que existe una relación de contigüidad espacial, temporal o lógica. Ejemplo: el “cuello” de la camisa.
Sinécdoque es designar una cosa con el nombre de otra con la que existe una relación de inclusión, por lo que puede utilizarse, básicamente, el nombre del todo por la parte o la parte por el todo, la materia por el objeto, la especie por el género (y viceversa), el singular por el plural (y viceversa) o lo abstracto por lo concreto. Ejemplo, “acero” por espada.
En el supuesto analizado la relación metonímica entre el “camello” y el “desierto” permite aplicar el adjetivo “árido” característico del desierto al sustantivo “camello”. En definitiva, no estamos ante una hipálage en este caso.
Y llegamos a la frase latina del canto VI de la Eneida (29-19 a.C.) de Virgilio. Se relata que Eneas y la Sibila de Cumas transitan por el Hades.
“Ibant obscuri sola sub nocte per umbram”.
Borges en “Siete noches”, en el capítulo “La poesía” proporciona una traducción comentada de la frase: 
“Tenemos otro ejemplo famoso de hipálage, aquel insuperado verso de Virgilio «Ibant oscuri sola sub nocte per umbra (sic)», «iban oscuros bajo la solitaria noche por la sombra». Dejemos el per umbra que redondea el verso y tomemos «iban oscuros [Eneas y la Sibila] bajo la solitaria noche» («solitaria» tiene más fuerza en latín porque viene antes de sub). Podríamos pensar que se ha cambiado el lugar de las palabras, porque lo natural hubiera sido decir «iban solitarios bajo la oscura noche». Sin embargo, tratemos de recrear esa imagen, pensemos en Eneas y en la Sibila y veremos que está tan cerca de nuestra imagen decir «iban oscuros bajo la solitaria noche» como decir «iban solitarios bajo la oscura noche».”
Aplicando el sentido literal (gramático y no retórico) el adjetivo “oscuros” debería ir con la noche y el “solitaria/os” debería referirse a Eneas y la Sibila. Sin embargo, Virgilio eligió el cambio, aplicó una hipálage. ¿Por qué?; aventuro que de esta manera incidía en que Eneas y la Sibila transitaban como “sombras” por los infiernos. De esta manera el adjetivo “oscuros” revela mucho más que la obviedad de que los caminantes iban solos.
El poeta ha elegido un artificio que proporciona profundidad (y complejidad) al texto. No es casual que esta frase sea la más conocida y citada de todo el poema.
Añado que los antiguos consideraban la hipálage una forma de metonimia. 
François Rastier (Toulouse, 1945) tiene un artículo titulado “L’hypallage & Borges” en el que apunta que, en la tradición occidental, hay dos concepciones del lenguaje, la primera lógico-gramatical y la segunda retórica y hermeneútica. La primera ha dominado hasta ahora (escribe en 1992); recordemos los análisis de Wittgenstein en el “Tractatus” y la gran marea estructuralista de las décadas de 1960 y 1970.
Sin embargo, la segunda, con menor unidad y autoridad, concibe el lenguaje como el lugar de la vida social, de la política, el derecho y la historia cultural. 
Afirma (y aboga por) el “regreso” de lo retórico y de la interpretación hermeneútica.
François Perrier. Eneas y la Sibila de Cumas. c. 1646. Museo Nacional de Varsovia.
El propio Borges fue entrevistado en Radio France por Georges Charbonnier en 1967, en pleno auge del estructuralismo. Las charlas versaron sobre el concepto de literatura. En un momento determinado, el entrevistador apuntaba la posibilidad de crear literatura mediante una especia de “ars combinatoria”, algo parecido a la máquina de pensar de Raimundo Lulio. 
Borges contesta que la creación literaria, de momento, se realiza mediante la emoción y la intuición: 
“Y aun cuando se hagan versos libres, aun cuando no se quiera ser Hugo sino Walt Whitman, esos versos libres tienen leyes. El hecho es que estas leyes todavía son secretas para nosotros. Como las leyes de la prosa. Quizá serán descubiertas un día como lo hizo Pierre Menard, creo yo, en otra historia que escribí. Pierre Menard descubrió cuáles eran las leyes secretas de la prosa.
Escribimos un verso. Escribimos otro verso. Nos atenemos un poco al oído. Pero el oído, sin duda, está atónito; o entrevé esas leyes secretas. Sentimos que tal verso libre es posible después de tal otro y que aquel otro es imposible.”
El lenguaje gramatical puede permitir la comunicación, incluso permite crear escenarios. Pero el lenguaje retórico es el que podrá dar vida a esos escenarios y logrará que fluyan de forma idónea.

Bibliografía

Jorge Luis Borges. Siete noches. Alianza Editorial. 2000. ISBN 978-8420638805.

Jorge Luis Borges. El hacedor. DeBolsillo. 2012. ISBN 978-8499894430

GarcíaArance, María de Rosario. Tres figuras retóricas objetivales de las series metonímica y sincedóquica. Ediciones Universidad deValladolid. 1981. Estudiosde literatura, 1981, N.2, pags.57-76. ISSN1133-3820

L’hypallage & Borges. Texto publicado en Variaciones Borges, nº11, enero- junio de 2001, pp.3-33. EEUU: Universidad de Iowa. (Ver http://www.borges.pitt.edu). Este artículo hace parte del proyecto de investigación “La hipálage en la obra poética de Borges” que John Jairo Gómez, profesor de la Universidad de Antioquia desarrolla dentro del programa de maestría en Lingüística de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia.

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