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Thornton Wilder. Hombres de Yale

He leído un libro que me ha resultado muy agradable. Se trata de “Theophilus North”, una fábula amable escrita por Thornton Wilder (1897-1975). La trama se desarrolla, en 1926, en Newport (Rhode Island, USA). Newport se puso de moda, a principios del siglo XX, como residencia de verano para las familias más ricas de los Estados Unidos. El protagonista de la novela (Theophilus North) es un joven profesor, en una especie de año sabático, que se instala en la localidad y se dedica a dar clases de tenis y ejercer de lector para algunos de los acaudalados habitantes del lugar. 
La novela está escrita al final de la vida de Wilder, en 1973, y tiene obvios tintes autobiográficos. Wilder, como North, había estudiado en la Universidad de Yale y era originario de Madison (Wisconsin). Además, hay un detalle más que interesante. Wilder tuvo un hermano gemelo que nació muerto y al que sus padres habían decidido llamar Theophilus. Mr North resulta ser un trasunto, ennoblecido y mitificado, del propio Thornton Wilder. Me ha recordado lo que, al parecer, dijo François Mauriac en su vejez cuando le preguntaron quién le habría gustado ser: “Moi même mais réussi”
Thornton Wilder tuvo una infancia agitada. Su padre fue representante diplomático de Estados Unidos en Hong Kong y en Shanghái. La familia le acompañó. Thornton tenía nueve años cuando fueron a Hong Kong (1909) y, tras un paréntesis en California, el 2 de febrero de 1911 volvió a Shanghai. Fue inscrito en un colegio (China Inland Mission School) en Chefoo, a unos 700 kilómetros al norte de Shanghai. Allí recibió, durante veinte meses, una educación más británica que norteamericana. Uno de sus compañeros fue Henry Luce, el fundador del grupo periodístico Time-Life. Mas tarde se volvería a encontrar con él en la Universidad de Yale. 
Thornton Wilder. Foto de graduación, 1920.
Al volver a Estados Unidos estudió en una escuela en California y posteriormente, antes de ingresar en Yale, en la Universidad de Oberlin (Ohio). Terminó graduándose en Yale en 1920. Tenía una soberbia formación intelectual y había destacado ya como escritor. En septiembre de 1920 viajó a Roma para pasar un año en la Escuela de Estudios Clásicos de la Academia Americana en Roma. La experiencia la plasmó en su primera novela, "La Cábala". En ella, el autor es el protagonista ficticio entre una fauna de aristócratas e intelectuales. Su biógrafa, Penelope Niven ("Thornton Wilder - a life", Harper Collins 2012), comentó que La Cábala tenía una estructura muy parecida a la de su última novela, Theophilus North
“Theophilus North” tiene quince capítulos que funcionan como cuentos independientes. North se dedica a arreglar problemas y ayudar a todos los que están a su alrededor. Me ha gustado el sistema de abordaje y solución de los asuntos a los que se enfrenta. No intenta intervenir directamente; crea un escenario nuevo, coloca a los personajes en él y, de pronto, el conflicto se soluciona. No es ajeno a este mecanismo el oficio de Thornton Wilder que no fue solamente novelista, sino también dramaturgo. 
Thornton Wilder ganó el premio Pulitzer en tres ocasiones. En 1927 con la novela “El puente de San Luis Rey”, que narra el ficticio hundimiento de un puente colgante en el Perú colonial. Esta novela es una especie de indagación policiaca que realiza un fraile franciscano sobre las cinco personas que mueren en la tragedia. La puesta en escena es muy novedosa para la época y se conecta con las corrientes de vanguardia del momento. Hoy en día se la considera demasiado sofisticada en el peor de los sentidos; se aprecia más su primera novela, La Cábala (1926). 
“El puente de San Luis Rey” ha envejecido mal; probablemente como todas las obras de vanguardia que se basan exclusivamente en la novedad. Una vez que el impacto inicial es digerido se vuelven prescindibles. En este sentido iba la crítica, tantas veces comentada, de Borges sobre Ciudadano Kane:
“Me atrevo a sospechar, sin embargo, que Citizen Kane perdurará como "perduran" ciertos films de Griffith o de Pudovkin, cuyo valor histórico nadie niega, pero que nadie se resigna a rever. Adolece de gigantismo, de pedantería, de tedio. No es inteligente, es genial: en el sentido más nocturno y más alemán de esta mala palabra.”
Scott Craven en una escena de "Our Town". 
Cuando los hallazgos estilísticos se consolidan, y dejan de ser sorprendentes, la obra que en ellos se fundamenta se vacía de contenido y pasa a ser aburrida.
Los otros dos premios Pulitzer de Wilder se le concedieron por sendas obras de teatro, “Our Town” (“Nuestra Ciudad”), en 1938, y “The Skin of Our Teeth” (“La Piel de nuestros dientes”), en 1943. “Our Town” rompió moldes; cuenta la vida de los habitantes de un pueblo de New Hamspshire en 1901. Utilizó “dispositivos metateatrales, situando la obra en el teatro real donde se representa”. El personaje principal, el director de escena, se dirige directamente al público. Wilder tuvo muy presente que presentaba esta obra en plena depresión económica y pretendió darle un sesgo optimista. 
Es preciso tener en cuenta que entre las influencias recibidas (y reconocidas) por Wilder se encuentran Ibsen, Pirandello, Dante, Molière y sobre todo James Joyce. A este último lo utilizó expresamente en algunas de sus obras, incluso le llegaron a acusar de plagio de Finnegans Wake en “The Skin of Our Teeth”. Creo que el éxito de Thornton Wilder se basó, fundamentalmente, en ser correa de transmisión de las vanguardias intelectuales y estilísticas de su tiempo para crear productos digeribles por el norteamericano medio. Ello no menoscaba en absoluto su genuina honestidad creativa. 
Aquí es donde aparecen sus críticos. Le acusaron de ser un conservador que entregaba productos convencionales y tradicionales envueltos en presentaciones vanguardistas. El consumo de estos productos permitía a los usuarios verse a sí mismos más cercanos al “auténtico” mundo intelectual.
Thornton Wilder. 1948
Clement Greenberg (1909-1994) en su ensayo “Vanguardia y Kitsch” apuntó, desde un punto de vista marxista, que las vanguardias y el kitsch eran productos del capitalismo moderno para entretener (y alienar) a las clases medias que habían surgido en la década de 1920. 
El mentor inicial de Greenberg en Partisan Review fue Dwight Macdonald (1906-1982). Este último era un individuo muy especial. Nacido en New York, en una familia acomodada pero no rica, estudió en Yale (como Wilder). La mejor descripción de sus avatares se encuentra en el prefacio que Louis Menand escribió para el libro de recopilación de artículos de Macdonald “Masscult and Midcult: Essays Against the American Grain” (NYRB Classics, 2011). Se trataba de un periodista brillante, mordaz y pendenciero. Fue comunista, pensaba que el inicial cine soviético era transformador. A fines de los años 1930 consideraba que, bajo Stalin, la cultura soviética se había vuelto doctrinaria. Se hizo trotskista y terminó discutiendo con el propio Trotski. Parece ser que éste comentó: “Todo hombre tiene derecho a ser estúpido, pero el camarada Macdonald abusa del privilegio”. Sea esto cierto o no el propio Mcdonald recordó la frase en varias ocasiones. 
Uno de los artículos de Mcdonald, escrito para Partisan Review en 1960, es “Masscult and Midcult”. En él apunta la tesis de que la cultura de masas (Masscult), y su epígono la cultura de las clases medias (Midcult), es una invención del mundo moderno para dar un simulacro desvirtuado de la cultura real (la “alta cultura”) a los consumidores. Entre los ejemplos que comenta se encuentran “El viejo y el mar” de Hemingway y “Our Town” de Thornton Wilder. Consideró que este tipo de obras no llevaba la “alta cultura” a “un público más amplio sin cambios” sino que simplemente la degradaba y vulgarizaba para hacerla más asequible. Indica que “Our Town” es una “obra maestra” del “midcult”. Cita una frase, de las que dice el narrador de esta obra: “Hay algo muy profundo que es eterno en cada ser humano”. Pero, a continuación, da la puntilla: “Estoy de acuerdo con todo lo que dice el Sr. Wilder, pero lucharé a muerte contra su derecho a decirlo de esta manera.” 
Desde principio de los años 1950 Macdonald era colaborador asiduo de la revista The New Yorker, dirigida por William Shawn (como editor en jefe) desde 1952. Ambos colaboraron para convertir la revista en un “icono de respetabilidad literaria para las clases cultas”. Su público se sentía a gusto con ello. Consiguieron situar a The New Yorker en un lugar olímpico desde el que podían dictar la ortodoxia cultural. Ignoraron deliberadamente la existencia de la Midcult al considerarla irrelevante
Pero se fraguaba la tormenta. En 1965, un periódico, el New York Herald Tribune estaba en las últimas; terminaría desapareciendo un par de años después. El editor de la sección dominical, Clay Felker, que no tenía nada que perder, junto a Tom Wolfe (una estrella naciente) buscaron una vaca sagrada a la que atacar. Tom Wolfe preparó dos artículos “¡Tiny Mummies! The True Story of the Ruler of 43rd Street's Land of the Walking Dead” y “Lost in the Whichy Thicket: The New Yorker”
Tom Wolfe. Sam Falk, 1968.
Ambos escritos eran ataques directos a la obsolescencia y arrogancia de The New Yorker. Wolfe reconoció más tarde que se trataba de “pura fanfarronería retórica”. Pero dieron en el clavo. Shawn, además, cometió un imperdonable error. Envió una carta al editor del Herald Tribune exigiendo que no se publicaran los artículos. Felker hizo pública la carta y los artículos tuvieron una inmensa publicidad. 
Tom Wolfe, doctor por la Universidad de Yale (otra vez Yale!), reivindicó la atracción que ejercían los objetos kitsch, los autos personalizados, la arquitectura de Las Vegas, y terminó ganando la partida. Macdonald calificó sus escritos de "paraperiodismo" (de parodia) pero el término de Wolfe, "Nuevo Periodismo", fue el que se puso de moda.

Bibliografía
Art and Culture: Critical Essays. Clement Greenberg. Beacon Press
ISBN-13 ‏ ‎ 978-0807066812
Thornton Wilder-a life. Penelope Niven. Harper Collins.
ISBN 978-0060831370
Teophilus North. Thornton Wilder
ISBN 9788496822627
Masscult and Midcult: Essays Against the American Grain. Dwight Macdonald. New York Review Books Classics, 2011. 
ISBN-13‎ 978-1590174470