Ir al contenido principal

Superman. Un presente inmóvil.

En abril de 1938 llegó a los quioscos norteamericanos el primer número de Action Comics. Estaba fechado en junio de 1938 para que pudiera permanecer más tiempo a la venta. Constaba de 64 páginas, dos de ellas de texto para ser considerado como una revista por los servicios postales. Contenía la primera historieta de Superman; trece páginas sobre un superhéroe, con una fuerza inaudita, que evitaba la ejecución de una mujer inocente, reprimía a un marido maltratador y luchaba contra la corrupción de un senador aliado con un lobbysta (grupo de presión). Realmente se hacía eco de los demonios de su época (y de la nuestra). Triunfó, se vendieron 164.000 ejemplares, el 64% de la tirada, un éxito completo. Las ventas continuaron creciendo, del número 13, junio de 1939, se imprimieron 415.000 ejemplares, y del número 16, septiembre de 1939, se vendieron 625.000 ejemplares. Cada ejemplar valía 10 centavos (2,20 dólares actuales).
Su origen era extraterrestre (del planeta Krypton), pero su “alter ego”, tras el que se ocultaba, era Clark Kent, un periodista timorato. De esta forma tenía una conexión claramente humana que le permitía desenvolverse en un entorno “normal”. Su compañera Lois Lane, enamorada de Superman, se convirtió en la novia eterna cuando tuvo que revelarle su secreto.
Entre el primer número y noviembre de 1940 se publicaron 56 historietas diferentes, en “Action Comics” y en números monográficos. He elaborado una pequeña estadística que resulta reveladora de la evolución del personaje. Los temas sociales, tan importantes al principio, en 1938 (48%) y en 1939 (60%), bajan en 1940 (32%). En cambio, los temas fantásticos, que suelen estar acompañados por el correspondiente villano pasan del 17% (1939) al 45% (1940).  Por temas fantásticos se califican situaciones que no responden a posibilidades en el mundo real. En el futuro los temas sociales tenderán a desaparecer y los fantásticos se convertirán en habituales. El resto de los temas se refieren a catástrofes (más o menos naturales) y a avatares de la vida de Superman o sus allegados que podríamos calificar de vodevilescos.
El primer villano (Ultra-Humanite) aparece en el número publicado en junio de 1939. Por su parte, Lex Luthor, el villano más popular, tiene su primera intervención en el número publicado en abril de 1940.
Los poderes de “supervista” aparecen en noviembre de 1939. Algo parecido a la “kriptonita” (unos rayos “verdes” que debilitan a Superman) sale por primera vez enl abril de 1940. A lo largo de 1940 los “saltos” de Superman ya son indistinguibles de un poder volador.  
Hay dos números especiales en los que la aventura se desarrolla en la Feria Mundial  que se celebró en New York entre abril de 1939 y octubre de 1940. En noviembre de 1940, un globo con la figura de Superman desfila por New York en el “Macy’s Thanksgiving Day Parade” de 1940. Es su consagración definitiva en el ideario norteamericano. 
Macy’s Thanksgiving Day Parade, 1940.
"I was actually born on Krypton and sent here by my father, Jor-el, to save the Planet Earth" (Barack Obama, New York, Alfred E.Smith Memorial dinner, octubre 2008).
Superman se había convertido, en el plazo de poco más de dos años, en un mito moderno. Umberto Eco realizó un análisis magistral sobre el mito Superman en un capítulo de “Apocalípticos e integrados” (1964). A lo largo de casi cincuenta páginas escudriña todos los aspectos que pueden resultar trascendentales al respecto. 
En primer lugar, reflexiona sobre la existencia, en la cultura clásica y medieval, de imágenes icónicas que contenían mensajes. Estas imágenes recogían las aspiraciones (deseo de conseguir las cosas importantes) de los destinatarios de los mensajes. En el mundo moderno se produce la caída de estos símbolos objetivos. A la vez, apunta que son los poetas los que proporcionan “nueva sustancia simbólica a viejas imágenes míticas”. Además, recuerda que en la sociedad industrial las aspiraciones las crean los publicistas en su condición de “persuasores ocultos”
Superman en la Feria Mundial, New York.
“En una sociedad de masas de la época de la civilización industrial, observamos un proceso de mitificación parecido al de las sociedades primitivas y que actúa, especialmente en sus inicios, según la misma mecánica mitopoyética que utiliza el poeta moderno. Se trata de la identificación privada y subjetiva, en su origen, entre un objeto o una imagen y una suma de finalidad, ya consciente ya inconsciente, de forma que se realice una unidad entre imágenes y aspiraciones (que tiene mucho de la unidad mágica sobre la cual el primitivo basaba la propia operación mitopoyética).”
Es decir, Superman es en sí mismo una imagen potente; vestido con unas mallas de color azul y rojo es perfectamente reconocible. Dotado de poderes extraordinarios, con una ética intachable, representa todo aquello que el lector medio querría ser. 
El mito ya está creado. Pero se plantean una serie de problemas que han de ser resueltos por los guionistas de Superman. 
Ernst Keller, refugiado austríaco de 12 años, leyendo un comic de Superman. La fotografía, por la autora Marjory Collins, en octubre de 1942, está realizada en New York en el NY Children's Colony. Se trataba de una institución,financiada por Germaine de Rothschild y dirigida por Trude Frankl, una trabajadora social vienesa, que acogió a niños huídos del nazismo (en su mayoría judíos). Library of Congress.
Respecto a la estructura del mito dice Eco: “La imagen religiosa tradicional era la de un personaje, de origen divino o humano, que en la imagen permanecía fijado en sus características eternas y en su vicisitud irreversible. No se excluía la posibilidad de que existiera, detrás del personaje, además de un conjunto de características, una historia; pero esa historia estaba ya definida por un desarrollo determinado, y constituía la fisonomía del personaje de forma definitiva..”
Los “lectores” ya conocían plenamente la historia del mito. Se recreaban en los relatos que integraban su “estructura cerrada”. Todo había sucedido ya, no había eventos “nuevos”.
En cambio, el personaje de los comics nace en el ámbito de una “civilización de la novela”. Esto implica que el interés del lector se basa en lo que “va a suceder” y ello implica “ignorancia previa”. Esta ignorancia previa es incompatible con la naturaleza del mito, cuyos avatares se conocen previa y totalmente. 
Para poder hacer inteligibles los argumentos que utiliza Umberto Eco es necesario aclarar previamente el concepto de temporalidad. Está relacionado con los tres éxtasis temporales: Futuro, haber-sido y presente.
La esencia del ente (Heidegger) es la “temporización” en la unidad de los éxtasis (temporales). Su estructura formal sería “anticiparse-a-sí (proyecto de futuro) estando-ya (lo que ha existido antes, el pasado) en-medio-de (momento de la decisión, el presente)”.
Todo ser, cuando actúa (cuando existe), toma una decisión (crea el futuro) en función de sus experiencias (la forja que produce el pasado) en medio del mundo en el que opera (el presente). 
Eco indica que “el personaje ha hecho un gesto que se inscribe en su pasado, y gravita sobre su futuro; en otras palabras, ha dado un paso hacia la muerte, y al envejecer aunque sólo sea una hora, ha acrecentado de modo irreversible el almacén de las propias experiencias. Obrar para Superman, como para cualquier otra persona (y cada uno de nosotros) significa consumirse.” 
Si lo que ocurriera fuera esto la naturaleza mítica de la figura de Superman desaparecería. Sin embargo “Los guionistas de Superman han ideado una solución mucho más sagaz, e indudablemente original. Todas sus historias se desarrollan dentro de una especie de clima onírico —completamente inadvertido para el lector—, en el que aparece muy confuso aquello que ha sucedido antes y lo que ha sucedido después, y el narrador reemprende una y otra vez el hilo de la narración, como si hubiera olvidado decir algo, y deseara añadir algunos detalles a lo dicho.”
Todas las historietas terminan siendo leídas y percibidas como si se desarrollaran en un “presente inmóvil”.
Reportaje sobre los autores de Superman en el Saturday Evening Post. 21/06/1941.
Aquí entra un nuevo concepto, el de la heterodirección (múltiples estímulos de orígenes diferentes); esto es lo que se produce en nuestra sociedad de consumo. Se trata de que los gestores publicitarios se adelantan a los proyectos que puedan realizar los consumidores; crean deseos y proponen su satisfacción. El “engaño” consistiría en que se persuadiría al consumidor de que crea que el deseo realizado equivale a la realización de su propio proyecto.
Al consumidor se le quita el dolor implícito en el devenir de su existencia; desaparece el dolor que implica la secuencia de realización de proyectos que requiere a los tres éxtasis de temporalidad. Vive sin fatiga. 
Superman seria un modelo de heterodirección en la medida en que contribuye a afianzar este paradigma imperante en nuestra época.
Por otra parte, el sistema de presentación de las historietas recuerda al “esquema iterativo” (narrativa redundante) de algunas series de novelas de detectives en las que la propia peripecia deja de tener importancia ante la repetición de los “tics” del personaje principal. Cuando leemos libros de Sherlock Holmes, Poirot o Maigret, nos interesa mucho más el retrato familiar del protagonista que la narración concreta. Eco nos vuelve a insistir que en nuestra época convulsa y en movimiento esa narrativa redundante resulta tranquilizadora.
Por último queda una cuestión por resolver. ¿Cómo es posible que Superman, con todos sus superpoderes, no solucione los problemas del mundo?. 
Eco, supongo que acompañado de la ironía, identifica la solución al enigma: “Si el mal asume el único aspecto de atentado a la propiedad privada, el bien se configura únicamente como caridad". Esta simple equivalencia bastaría para caracterizar el mundo moral de Superman. Pero, en realidad, nos damos cuenta de que Superman se ve obligado a mantener sus operaciones dentro del ámbito de las mínimas e infinitesimales modificaciones de su actuación, por los mismos motivos mencionados a propósito de la estaticidad de su trama: cualquier modificación general empujaría al mundo, y al propio Superman, hacia la consumación.”
Superman, en definitiva, es un personaje de fábula. Ello requiere, además, la fe poética, una “Suspension of disbelief” (Coleridge dixit). 
Dos chicos judíos, Jerry Siegel (guionista) y Joe Shuster (dibujante) crearon a Superman en el efervescente Nueva York de fines de los años 1930 y principios de la década siguiente. Michael Chabon retrató ese mundo en su novela “Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay”, premio Pulitzer en 2001. En ese libro otros dos chicos judíos, de Brooklyn,  crean un superhéroe, “El Escapista” (The Escapist) que lucha contra todos los malvados, incluido Hitler. Uno de los protagonistas, Kavalier, huye de la Praga ocupada por los alemanes (marzo 1939) escondido debajo del Golem (!!) en un ataúd que es remitido a Lituania para salvar al mito judío de la depredación nazi.
Borges tiene un poema, “el Golem” (1964), y en su prólogo dice: “En Lubbock (Texas), al borde del desierto, una alta muchacha me preguntó si al escribir «El Golem», yo no había intentado una variación de «Las ruinas circulares» (Ficciones, 1944); le respondí que había tenido que atravesar todo el continente para recibir esa revelación, que era verdadera. Ambas composiciones, por lo demás, tienen sus diferencias; el soñador soñado está en una, la relación de la divinidad con el hombre y acaso la del poeta con la obra, en la que después redacté.”
Superman parece tener entidad propia pero no es mas que un sueño de otros, como todos los mitos.

Superman: las 100 primeras historietas. Grupo Clarín, Argentina. 2011/2012.

Larry Tye. Superman: The High-Flying History of America's Most Enduring Hero. Random House. ISBN 978-0812980776.

Umberto Eco. Apocalípticos e integrados. Debolsillo, 2004. ISBN 978-8497933865 

Michael Chabon, Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay. Random House, 2012. ISBN 978-8439726517 

Jorge Luis Borges. El otro, el mismo. Emecé Editores, 2005. ISBN 978-9500427029 


Comentarios

Entradas populares de este blog

El galeón de Manila, los cacahuetes, la plata mexicana y la guerra del Opio

El 14 de septiembre de 1793, al atardecer, Lord Macartney se presentó, como embajador británico, ante el emperador de la China, el anciano y astuto emperador Quianlong (contaba 83 años y hacía 57 que reinaba en China). El embajador llevaba una capa de Caballero de la Orden del Baño sobre un traje de terciopelo morado moteado. Iba acompañado por Sir George Staunton, baronet, el cual lucía su manto escarlata de doctor de Derecho Civil por la Universidad de Oxford, su hijo de doce años y también llamado George formaba parte de la comitiva como paje. Emperador Quianlong Era un encuentro entre un imperio emergente y un imperio cesante. El emergente era el británico, dueño de la India y a punto de comenzar las guerras napoleónicas, de las que saldría prácticamente como potencia mundial única e indiscutida. El cesante el imperio chino que paradójicamente se encontraba en el cenit de su poderío. Lord Macartney China había tenido un crecimiento demográfico impresionante por un

René Magritte, El imperio de las luces

Durante muchos años conviví con “El imperio de las luces” de René Magritte (obviamente una reproducción). Me fascinaba no saber si representaba un amanecer o un atardecer; su calculada ambigüedad resultaba chocante. Cada elemento luminoso del cuadro, la farola, el cielo, las ventanas, el reflejo en el agua, tenía entidad propia, es decir, no estaba interferido por los demás elementos. Creo que es el cuadro menos metafísico de Magritte y sin embargo, como en todos los demás, te puedes extraviar en el proceso de analizarlo.  El imperio de las luces (L'empire des lumiéres), 1947-1954.  René Magritte.  Musées royaux des Beaux-Arts de Belgique. La tensión de la pintura occidental (siglos XV a XX) se constituye mediante dos principios. El primero afirma la separación entre representación plástica y referencia lingüística; las imágenes muestran la semejanza y los textos la diferencia. El segundo principio se refiere al aspecto representativo de la semejanza: “Lo que véis es

Ortiz-Echagüe, Siroco en el Sahara

José Ortiz-Echagüe (1886-1980), fotógrafo, militar e ingeniero aeronáutico, hizo su primera foto a los 16 años, “Sermón en la aldea” (1903). El autor comentó que se trataba de una verdadera puesta en escena, todo estaba preparado; se realizó en la iglesia parroquial de Viguera, a 20 Km de Logroño, y exigió 10 minu tos de exposición. Sin embargo esta preparación no resta un ápice a su potencia. Sermón en la aldea 1903 Ortiz-Echagüe La técnica de positivado incluía el bicromato de potasa, asociado a goma arábiga y acuarela, para obtener una sustancia sensib le a la luz que utilizaron profusamente los fotógrafos llamados pictorialistas (del inglés picture, imagen) a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Entre ellos Edward Steichen (1879-1973), que en la década de 1950 dirigió la sección de fotografía del MoMA de Nueva York. Madre e hija- 1906- Edward Steichen Las fotografías obtenidas con la técnica descrita crean imágenes que, sin dejar de ser reales, tienen un in

La catedral de luz

El 25 de mayo de 1937 se abrió en París la Exposición Internacional. Se concedieron sendas medallas de oro a los pabellones de la Alemania nazi y de la Unión Soviética. El soviético había sido diseñado por Boris Iofan, que, derrotando al constructivista Melnikov, ganó el concurso de su país con un diseño academicista. Su oponente, en todos los sentidos, fue el pabellón alemán que, curiosamente, tenía una factura similar y fue diseñado por Albert Speer. A la izquierda el pabellón de Alemania y a la derecha el de la Unión Soviética Albert Speer fue el arquitecto del nazismo. El niño mimado de Hitler, el cual, a su vez, se consideraba un artista frustrado. Speer ayudó decisivamente a construir el imaginario del imperio nazi. Lo hizo a través de sus diseños; sobre todo de los que realizó para los congresos anuales en Nuremberg. El arquitecto Luis Jesus Arizmendi. que elaboró un cuidadoso estudio sobre Speer (EUNSA, 1978), señaló que en dichos diseños aparece el rectángulo como r

Henri Matisse. Artes decorativas

Cuenta Margaret MacMillan en “1914. De la paz a la guerra” (Turner, 2013) que, a principios del siglo XX y según un chiste de la época, las cinco instituciones perfectas de Europa eran el estado mayor alemán, la curia católica, el parlamento británico, el ballet ruso y la ópera francesa. Una de ellas, los ballets rusos  se gesta desde la mitad del siglo XIX como la diversión representativa (y de prestigio) de las clases dirigentes rusas. Pedro I el Grande (1672-1725) había establecido la enseñanza obligatoria del baile a los hijos de la nobleza. El ballet imperial ruso fue organizado a partir de la mitad del siglo XIX. Sus mejores coreógrafos, Marius Petipa (de origen francés) e Ivan Vsevolozhsky, montaron las realizaciones más típicas de su repertorio, las grandes obras de Chaikovski y de Alexander Glazunov. Interior con jarrón etrusco. 1940. Henri Matisse Los dos teatros que utilizó el Ballet Imperial, el Bolshói (Moscú) y el Mariinski (San Petersburgo), fueron también teatros de óp

William Beckford - Fonthill Abbey

La relectura es un buen consejero. He releído un artículo de Manuel Ribas Piera que se publicó en la revista Arquitecturas Bis en noviembre de 1975 (número 10) y que realizaba un brillante análisis sobre los orígenes del neogótico y del romanticismo en el siglo XVIII. El artículo nació de una visita de Ribas Piera a Strawberry Hill, la mansión creada por Horace Walpole, hijo del que fue el primer primer-ministro de Gran Bretaña, y que, además escribió un libro de terror "El castillo de Otranto" en 1764. Este libro contiene todos los detalles que caracterizarán a la novela gótica, castillo, cadenas ,mazmorras y criptas. Strawberry Hill Luego el género evolucionará con M.G. Lewis (El Monje), alguna novela del Marqués de Sade y el Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki (ya de 1805). Este último recoge un conjunto, a veces deshilvanado, de aventuras en Sierra Morena de Alfonso van Worden, de las guardias valonas del Rey, que está repleto de intrigas, bell

Churchill. El andamiaje de la retórica

En la película "El señor de los Anillos: el retorno del Rey" (Peter Jackson, 2003), Aragorn, ante las puertas de Mordor pronunciaba una arenga, de la que no hay constancia en el libro de Tolkien, a los atribulados enemigos de Sauron en los siguientes términos: "Seguid en posición, hacedles frente! Hijos de Gondor, y de Rohan, mis hermanos... Veo en vuestros ojos el mismo miedo que encogería mi propio corazón. Pudiera llegar el día en el que valor de los hombres decayera, en que olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra comunidad, pero hoy no es ese día. En que una hora de lobos y escudos rotos rubricaran la consumación de la edad de los hombres, pero hoy no es ese día. En este día lucharemos. Por todo aquello que vuestro corazón ama, de esta buena tierra, os llamo a luchar. ¡Hombres del Oeste!” Aragorn en la Puerta Negra de Mordor Borges, en El Hacedor (1960), bajo el epígrafe “El enemigo generoso” , incorporó un texto que atribuy

Liu Cixin, dimensión desconocida

Liu Cixin (Yangquan, 1963) publicó entre 2007 y 2010 la Trilogía de los tres cuerpos, un libro de ciencia-ficción de 1.800 páginas, que en 2015 obtuvo el Premio Hugo concedido a la primera novela de la trilogía (El problema de los tres cuerpos). Se trata de un relato largo, minucioso, apasionante y, sobre todo, tremendamente didáctico. Pone sobre el tapete todas las teorías de la física moderna, desde las supercuerdas y las múltiples dimensiones de la materia hasta la posibilidad de viajar a velocidades superiores a la de la luz. Liu Cixin No sólo habla de física sino también de sociología y la teoría de juegos que podría estar implícita en las relaciones entre civilizaciones en el universo. En concreto, partiendo de que el universo es inmenso pero finito (y escaso), y de que  existirían muchas civilizaciones (y no hay sitio para todas) se produciría el fenómeno de que una civilización no podría conocer la bondad de las otras por la mera especulación. Ello conduciría, a través