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Harry Mulisch. Causa Penal 40/61

Hace unos años leí “El descubrimiento del cielo” (Harry Mulisch, 1992). Me deslumbró. Es una novela larga. Funciona como una especie de “thriller” metafísico, como un extraño cuento de hadas y como una novela de aventuras. Es un relato erudito con un cierto distanciamiento irónico. Me recordó, en cierta medida, a Borges. Le resultaría aplicable el comentario de George Steiner (citando a Roger Caillois) sobre el propio Borges cuando decía que en nuestra iletrada época “la erudición en sí misma es un tipo de fantasía, un constructo surrealista”.

Juicio a Eichmann. Momento de la lectura del veredicto. 13/12/1961. 

Harry Mulisch (1927-2010) fue, creo, el más importante escritor holandés del siglo XX. Era un hombre inquieto, amigo de la experimentación. Fue sistemáticamente acusado de arrogancia intelectual; en realidad le gustaba jugar a la provocación. Decía lo que pensaba realmente, pero a la vez, en el propio discurso, aportaba un tono irónico que insinuaba la autocrítica. Fue un eterno candidato al premio Nobel. Incluso Günther Grass, premio Príncipe de Asturias en 1999, lo propuso para este premio en el año 2000. No se lo otorgaron, supongo que era un tipo impredecible y, por ello, incómodo. Mulisch era hijo de un alemán, de los Sudetes checos y filonazi, y de una judía. Siempre decía que “él era la Segunda Guerra Mundial”. Su padre, por sus contactos nazis, los salvó de los campos de exterminio. Todo esto lo marcó. Sobre sus obras planea la atmósfera, que ahora nos parece extraña e inconcebible, del Reich Nacionalsocialista.

Harry Mulisch en su estudio. Noviembre 1999.
Por todo esto no es casual que Harry Mulisch se ofreciera, en 1961, al semanario holandés “Elsevier’s weekblad” para cubrir el juicio al nazi Adolf Eichmann que se iba a celebrar en Jerusalén. Tenía 34 años y ninguna experiencia periodística. Sin embargo, el asunto le llamaba, le concernía personalmente. Sus crónicas se publicaron (corregidas y aumentadas) en un libro, “De Zaak 40/61” (“El juicio a Eichmann. Causa Penal 40/61”, Ariel). Se trata de un ensayo complejo, no lineal, y cuyo análisis resulta muy revelador de la idiosincrasia del propio Mulisch.

Adolf Eichmann. Juicio en Jerusalen.

El profesor Sander Bax (Universiteit Tilburg, Utrecht, Nederland) publicó en 2012 (Werkwinkel) un pequeño ensayo, a modo de exégesis de “El juicio a Eichmann”, “The loneliest spot on Earth: Harry Mulisch’s Literary Experiment in Criminal Case 40/61”. En el escrito analiza, tanto desde el punto de vista formal como material, el libro de Mulisch. 
En principio, el libro aparenta ser una crónica periodística. De hecho Mulisch se pasea por Jerusalén y hace excursiones por el territorio israelí; esto sirve para contextualizar el momento del juicio. Estos capítulos tienen un aire desenfadado, e incluso, a veces hilarante. Los comentarios ayudan a comprender la paranoica mentalidad israelí de la época. Se ha comentado mucho que estos textos prefiguran el “Nuevo Periodismo” que afloró con Tom Wolfe. Indudablemente así es, se trata de “no ficción literaria”; pero hay más. 

Sala "Bet Haam" Jerusalen. Juicio a Eichmann.

Según Sander Bax, sería una simplificación reducir esta obra al ámbito periodístico: “Mulisch puede usar la máscara del periodista, pero sigue siendo el escritor que usa técnicas periodísticas junto con las técnicas del historiador, el filósofo y el escritor literario.”
Hace hincapié en que “escribir literatura es una actividad existencial que eventualmente cambiará al escritor”. Es decir, “la literatura no es una representación de la realidad, sino una realidad en sí misma”. En este aspecto es en el que la literatura se separa de la “no ficción literaria”. Mulisch no intenta hacer una mera crónica del juicio sino que indaga en la figura de Eichmann. Para ello utiliza técnicas literarias, se obliga a crear un personaje, el propio Eichmann. Cuando un escritor crea personajes identifica con la mayor perfección posible sus características. Solamente cuando estos personajes tienen vida es cuando puede comenzar la peripecia argumental. Y ahí precisamente comienza un camino extraño y difícil. El autor puede quedar a merced de sus personajes. El personaje es un “muñeco” del autor pero, en algunos aspectos, también se produce lo contrario. El dolor creativo está relacionado con este asunto. 
Sander Bax apunta que esta identificación termina afectando a Mulisch. “Mulisch se posiciona cada vez más cerca de Hitler. Se compara con Hitler y describe a Eichmann como si fuera su creación. Como un personaje de una de sus novelas. Mulisch debe haber llegado a la conclusión de que se había estado poniendo en riesgo.”
Eichmann se ha convertido en el personaje principal del texto de Mulisch. Dejando a un lado la objetividad, alcanza la relación íntima entre escritor y personaje.
Al final del libro hay dos capítulos, de sendas visitas del autor a Berlín y Oswiecim (Auschwitz). En ellos “Mulisch se convierte en la metáfora con la que aborda el pasado. Es Eichmann (por estar en su cuartel general), no es Eichmann (porque está allí en 1961). Es una víctima (de pie en Auschwitz) y no es una víctima (porque está allí en 1961, en Oswiecim). El misterio de la realidad del que habla Mulisch sólo puede abordarse cuando un escritor utiliza todas las libertades que la literatura le permite utilizar. Este método literario está en esencia relacionado con la libertad de decir y escribir lo que creas correcto. Es gratuito, pero no obligatorio: requiere que el escritor esté dispuesto a meterse en el juego y arriesgarse.”

Adolf Eichmann en un momento del juicio.

El libro de Mulisch sobre Eichmann complementa el escrito, sobre el mismo asunto, por Hannah Arendt. Mulisch realiza un experimento literario que, seguramente, le sirve para exorcizar sus propios fantasmas. Arendt hace un ejercicio mediante el que intenta comprender los mecanismos mentales de los alemanes en el ámbito del nazismo. Visto con perspectiva, ambos escritos mantienen una relación simbiótica. Realmente resulta muy interesante que a la filósofa y al escritor se les acusara de humanizar a los autores de los horrores. Después de todas las discusiones que ha habido al respecto en el último medio siglo, los descubrimientos de Arendt y Mulisch nos han enseñado que la línea que separa el bien del mal es muy delgada.

Bibliografía
Sander Bax. “The loneliest spot on Earth”: Harry Mulisch’s Literary Experiment in Criminal Case 40/61. Tilburg University. 2012.

Harry Mulisch. El descubrimiento del cielo. Tusquets, 2011. ISBN 978-8483833346. 

Harry Mulisch. El juicio a Eichmann. Causa penal 40/61.  Ariel, 2014. ISBN 978-8434414242 

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