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1905. La caída de Puerto Arturo

El periódico EL PAIS, diario republicano, publicaba en su edición del 3 de enero de 1905, en primera plana, el siguiente titular “Puerto-Arturo capitula”. Se producía uno de los eventos más importantes de la Guerra Ruso-Japonesa (08/02/1904 a 05/09/1905), la derrota de los rusos en el enclave de Port-Arthur asediado por los japoneses. Port -Arthur (ahora Lüshunkou) se encuentra en extremo de la península de Liaodong, en el Mar Amarillo, al sur de Manchuria. 
Después de conquistar Porth Arthur, el victorioso general Nogi unió sus fuerzas a su comandante en jefe el príncipe Oyama Iwao. Inmediatamente después, las tropas japonesas vencieron a las rusas del general Kuropatkin en Mukden  (febrero/marzo 1905) y sentenciaron la derrota rusa en la guerra. La importancia de la guerra ruso-japonesa de 1905 fue inmensa. Sus causas fueron múltiples y complejas y sus consecuencias decisivas en los acontecimientos mundiales. 
La guerra se desarrolló en territorio chino, en Manchuria. A lo largo del siglo XIX China había entrado en una decadencia destructiva por la explosión demográfica, las catástrofes naturales y las devastadoras guerras Taiping. Se convirtió en un pecio a la deriva objeto de las apetencias de todas las potencias. Japón, una estrella ascendente que se había transformado en una potencia regional, comenzó a tener influencia en Corea, entró en conflicto con China a la que derrotó en la guerra sino-japonesa y le obligó a firmar el Tratado de Shimonoseki (17/04/1895). 
Soldados japoneses desembarcados en Chemulpo (Corea), despúes de la batalla naval, esperando en la playa para entrar en Seúl. 09/02/1904. Fotógrafo Robert Lee Dunn. Library of Congress
Sin embargo la beneficiaria de la debacle china fue Rusia que firmó un tratado en 1896 con China en el que obtenía el uso de Port-Arthur. Más tarde, aprovechando la revuelta de los Boxers (levantamiento Yihétuán), en 1900, los rusos ocuparon Manchuria. A su vez Japón firmó, el 30/01/1902, una Alianza con Gran Bretaña que incluía cláusulas de cooperación militar y ayuda mutua en caso de guerra. En 1903 el Imperio Ruso creó el virreinato de Asia Oriental, en cuya esfera de influencia se consideraba que entraba Corea. Japón propuso reconocer  la posición rusa en Manchuria si Rusia reconocía sus derechos en Corea.  Las negociaciones estaban en curso. El escenario para el conflicto ya estaba preparado. Como siempre ocurre en estos casos, el estallido se produciría por cualquier chispa. 
Soldados rusos en las puertas de Mukden (Manchuria). Fotógrafo N.H.Littleton, c. 1905. Library of Congress.
La causa inmediata resultó ser un problema de concesiones de explotación maderera a favor de Yalu River Timber Concessions una empresa rusa propiedad de Aleksandr Mijáilvich Bezobrazov en la zona de los ríos Yalu y Tumen (frontera con China). Como anécdota curiosa, esta concesión se había comprado en 1902 a Jules Briner (comerciante en Vladivostok), abuelo del actor norteamericano Yul Brynner, que a su vez la habia obtenido en 1896 del rey Gojong de Corea. Bezobrazov, ferviente nacionalista ruso, con fuertes contactos e intereses en la corte imperial, fue enviado por el Zar Nicolás II al Asia oriental y comenzó a crear en el norte de Corea una zona de exclusivo control ruso. Incluso llegó a utilizar soldados rusos vestidos de civil y bandidos de la zona para expulsar a la población china. Finalmente, ante el bloqueo de las negociaciones por parte rusa, Japón rompió las relaciones diplomáticas el 5 de febrero de 1904 y el 8 de febrero comenzó la guerra. 
La guerra contó con la inestimable ayuda británica. Se negó a la flota rusa del Báltico, dirigida por el almirante Rozhestvensky, el abastecimiento en las bases del Imperio británico en su viaje al Japón. La flota rusa fue derrotada estrepitosamente en Tsushima por el Almirante japonés Togo. La guerra terminó con el Tratado de Porsmouth (New Hampshire, USA) firmado el 5 de septiembre de 1905. El Presidente Theodore Roosevelt auspició y tuteló el acuerdo. 
Negociadores rusos en Portsmouth (New Hampshire). Sergei Witte (dcha.) y Roman Rosen.
El triunfo japonés tuvo repercusión en todo el mundo. Por primera vez una potencia no europea derrotaba a una potencia europea. El prestigio del “hombre blanco” tembló. Se habló de la derrota rusa en las aldeas africanas y hasta en los confines interiores de la India británica. No es casual que el movimiento indio “Swadeshi” (autosuficiencia) cobrara carta de naturaleza en 1905 y que en los años siguientes estudiantes hindúes fueran a formarse en Japón. 
Desde el punto de vista militar las innovaciones fundamentales están relacionadas con la combinación letal de ametralladoras y alambre de espino. Ello produjo, en el sitio de Port-Arthur, auténticas carnicerías en las tropas japonesas. Era un anuncio, lamentablemente no escuchado, sobre lo que terminaría ocurriendo pocos años después en los campos de batalla de Flandes. También se demostró que un ejército moderno tenía que tener un fuerte componente doctrinal. Los soldados rusos no tenían el impulso feroz y suicida de los soldados japoneses. 
Infantería japonesa en una parada militar. Circa 1905.
El ejército japonés se hizo con control de South Manchuria Railway Company Ltd. Utilizó este control para su expansión en Manchuria. Convirtió este territorio en un emporio minero (hierro y carbón sobre todo)  e industrial. Allí se formó, a partir de 1919, el Ejército Kwantung que se convirtió prácticamente en una estructura casi independiente dentro del Estado japonés. Era un aparato militar autofinanciado sobre el terreno. Además, sus oficiales profesaban un nacionalismo extremo. Respecto a Corea, se convirtió en un protectorado japonés en 1905 y en 1910 fue anexionada a Japón. La guerra ruso-japonesa fue el comienzo de la depredadora y sangrienta aventura imperial de Japón que culminó de una forma catastrófica en 1945. 
En cuanto al Imperio zarista fue el principio del fin. En una fecha tan temprana como el 22 de enero de 1905 (calendario gregoriano), veinte días después de la caída de Port-Arthur, se produjo una matanza de manifestantes pacíficos, por parte de la Guardia Imperial, frente al Palacio de Invierno en San Petersburgo. Se calcula que murieron mil manifestantes, incluidos mujeres y niños. El terremoto que provocó la derrota rusa llevó sus repercusiones hasta el fin de la dinastía Romanov y la Revolución bolchevique en 1917. En el editorial del diario EL PAIS citado (03/01/1905) se decía proféticamente: “… No ha sido vencido el ejército ruso, lo ha sido el Imperio. Caerá pronto al embate de la revolución. .../… Sea la toma de Puerto Arturo por los japoneses preliminar para la paz y preludio de la revolución.”
Oficiales rusos prisioneros en Matsuyama.
La revancha rusa tuvo lugar muchos años más tarde. Entre el 11 de mayo y el 31 de agosto de 1939 tuvo lugar la batalla de Jaljin Gol (incidente Nomohan para los japoneses), en Mongolia, en la frontera con Manchuria (entonces Manchukuo). Se enfrentaron el Ejército Rojo dirigido por Gueorghi Zhukov y el Ejército Kwantung. Los japoneses fueron derrotados. En este caso la doctrina  militar soviética fue más eficaz y se utilizaron de forma decisiva medios aéreos y blindados. Este incidente provocó que en Japón los partidarios (en la Conferencia Imperial) de la “opción Sur”, ataque a las Indias holandesas, Filipinas y a los propios Estados Unidos, ganaran la partida. Por otra parte, también permitió el traslado de las curtidas tropas siberianas (comandadas por Zhukov)  a Moscú, a fines de 1941, para realizar las maniobras contraofensivas que destrozaron las posibilidades alemanas de entrar en la capital.