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Fortuny y Chanel. Moda y vida

El 8 de marzo de 1951 el periódico ABC publicó un suelto en el que se daba la noticia de la llegada a Madrid de una serie de cajas que contenían cuadros de Mariano Fortuny y Marsal y de su hijo Mariano Fortuny y Madrazo. Se trataba de una donación realizada por la viuda de Fortuny y Madrazo, Henriette Negrin, a diversos museos en Madrid, Barcelona, Reus y Córdoba. En el Museo del Prado ingresó, aparte de otros, el cuadro “Los hijos del pintor en el salón japonés” pintado por Fortuny y Marsal en 1874, dos meses antes de su muerte, el 21/11/1874. El cuadro (fascinante e inacabado) muestra a a sus hijos, Maria Luisa  y Mariano. Este último jugando con telas, presumiblemente de la magnífica colección de su madre Cecilia Madrazo, hija del pintor Federico Madrazo. Las colecciones de telas eran una afición extendida por entonces entre las clases pudientes de toda Europa. 
"Los hijos del pintor en el salón japonés". Mariano Fortuny y Marsal, 1874. Cortesía del Museo del Prado.
Mariano Fortuny y Madrazo (Granada 1871-Venecia 1949) fue un artista excepcional, multifacético y de fama mundial. Se educó en París, su madre se trasladó allí inmediatamente después de la muerte de su padre. Allí estudió dibujo y química. En 1888 se instaló en Venecia, que sería su principal residencia el resto de su vida. Primero en el Palacio Martinego y después en el Palacio Pesaro, a partir de 1906. Realizó exposiciones de sus cuadros, con éxito, a partir de 1894. Conoció a fines del XIX a la que sería su esposa, Henriette Negrin, con la que creó su principal obra, el vestido Delphos. 
Vestido Delphos
El vestido Delphos supuso una auténtica revolución. Se trataba de un traje largo para mujer de una sola pieza, de seda plisada y que, por primera vez, prescindía del corsé. De hecho, fue un escándalo porque casi no permitía ropa interior y mostraba las formas femeninas sin artificios. Fortuny diseñó abrigos para disimular el atrevimiento. Delphos fue posible gracias a un tratamiento especial de los tejidos de seda; en el plisado se empleaba una máquina especial diseñada por Henriette. Fortuny patentó el procedimiento el 10/06/1909. Su éxito fue tan trascendente que incluso hoy en día se comercializa el modelo Delphos. Fortuny diseñó, y fabricó, vestidos con todo tipo de telas , sobre todo orientalizantes. Investigó el arte copto, su influencia en el ámbito bizantino y la evolución de las telas en el mundo árabe. 
Vestido Delphos con sobreveste o abrigo
La fama de Fortuny llegó a la literatura. Fue amigo de Gabriele D’Annunzio  que, en su novela de 1910 “Puede que sí puede que no” vistió a su heroína Isabella Inghirami con ropa diseñada por Fortuny. Eleonora Duse, amante intermitente de D’Annunzio era cliente habitual de Fortuny. Pere Gimferrer editó en 1983 una novela fascinante y barroca sobre la familia Fortuny. La novelista estadounidense Mary McCarthy publicó en 1963 una novela, “El grupo” (The Group, 1962), cuya acción se desarrolla en los años 1930. Una de las protagonistas, Kay, fallece y es enterrada por su marido con un traje de Fortuny: “… se fue directamente a Fortuny y le compró un traje de fiesta de seda plisada color crudo, del tipo de los que llevaba la duquesa de Guermantes para recibir. Entonces las otras recordaron que Kay siempre había querido un traje de Fortuny, que nunca se había podido permitir, ni siquiera en los momentos de locura.”
Y, por supuesto, el gran admirador de Fortuny fue Marcel Proust. Lo cita en varias ocasiones en “A la búsqueda del tiempo perdido”. En “A la sombra de las muchachas en flor” define el “estilo” Fortuny: “De qué buena gana iría a Venecia!” “Quizá pueda usted ver pronto -le dijo Elstir- esas telas maravillosas que allí se llevaban. Hasta ahora sólo se veían en los cuadros de los pintores venecianos o en los tesoros de algunas iglesias; alguna salía a la venta de tarde en tarde. Pero dicen que un artista veneciano,Fortuny, ha dado con el secreto de su fabricación y que dentro de algunos años las mujeres podrán lucir en sus paseos, y sobre todo en su casa, brocados tan espléndidos como aquellos que Venecia adornaba con dibujos de Oriente para dedicárselos a sus damas patricias”. Albertine viste habitualmente trajes de Fortuny y Proust remata la faena en “La prisionera”: “Las toilettes de hoy no tienen tanto carácter, excepto los trajes de Fortuny.” 
Mariano Fortuny y Madrazo en Venecia. Fines años 1940.
Proust fue el gran cronista de lo que aconteció en el fulgurante París de principios siglo XX. Uno de sus personajes, la princesa Yurbeletief (“Sodoma y Gomorra”) se basó en Olga Maria Zofia Zenajda Godebska, hija de un profesor de la Academia Imperial de las Artes en San Petersburgo. Esta mujer fue conocida como Misia Sert, por su matrimonio con el pintor Jose Maria Sert; autor de pinturas en el Waldorf Astoria y en la Sociedad de Naciones en Ginebra. Misia Sert fue la mejor amiga de Coco Chanel; también fue compañera en la adicción de ambas a la morfina. Coco Chanel, como Fortuny, revolucionó la moda femenina. Introdujo el género de punto en la confección de vestidos. Hizo que la moda para la mujer de los años 1920 fuera cómoda y sofisticada. 
Coco Chanel con la modelo Paule Rizzo. Enero 1959. Fotógrafo Willy Rizzo. Curiosamente, éste último fue caricaturizado por Hergé como "Walter Rizzoto" del "Paris-Flash" en "Las joyas de la Castafiore".
Gabrielle Chanel (1883-1971), al contrario que Fortuny, nació en una familia paupérrima y desde muy temprano tuvo que ganarse la vida con la costura y cantando en teatros y cafés. Su inteligencia y su belleza  le permitieron ser “mantenida” de hombres ricos que la ayudaron decisivamente en su carrera. Fue amante de Étienne Balsan (un rico industrial textil), del Duque de Westminster, y del Gran Duque Dimitri Romanov. Estuvo relacionada con los movimientos de la vanguardia estética de su época, financió a Stravinski y a Diaghilev. Sus relaciones con los nazis durante la Guerra Mundial, con Hans Günther von Dincklage y con el general de las SS Walter Schellenberg, llegaron hasta el punto de intentar ayudar en una imposible negociación entre los alemanes y los británicos. En la posguerra fue investigada y sus conexiones con Churchill (y con el Duque de Westminster) le protegieron y se terminó echando tierra sobre el asunto. 
Romy Schneider con un traje de Coco Chanel en el "film" Boccacio 70 (1962). Episodio "Il Lavoro" de Luchino Visconti.
Coco Chanel se reinstaló en Paris en 1954 y volvió a revolucionar la moda con su famoso diseño de chaqueta y falda de “tweed” en diferentes versiones. Jackie Kennedy vestía uno de sus modelos (en "tweed" rosa) el 22/11/1963, día del asesinato del Presidente Kennedy. Las vidas de Fortuny y Chanel no pudieron ser más diferentes pero ambos fueron decisivos en la moda del siglo XX.

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